Qué
Búscate la vida es una de las mejores
series de tv de toda la historia no hace falta ni decirlo,
vamos. Todo el mundo debería amarla. Por las paridas
de Chris, por las palizas de Sharon, la de veces que muere
su protagonista, porque sus padres se pasaban todo el
día en bata... O porque salía una tía
muy parecida a Lea Thompson en la cabecera. Pero
algo falló, la audiencia, para ser más concretos,
y hoy en día todavía pagamos las consecuencias.
Cuando se cumplían diez años de la cancelación
de la serie, Bin Laden y Mohammed Hatta hicieron
lo que hicieron. ¿Mera coincidencia?
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Futuro
trabajo de estudiante de magisterio o psicología.
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La
serie era un vehïculo para el lucimiento de Chris
Elliot, que había debutado en el programa de
David Letterman (el antaño rey de la tele
yanki al que fusilaba sin piedad Pepe Navarro).
Chris comenzó a aparecer hilando pequeños
papeles y personajes, caracterizados siempre por su disparatado
humor surrealista. Pero vamos, como esto no lo vamos a
ver nunca me la trae floja, sólo lo pongo aquí
para hacerme el filistro.
Vamos
al lío. Animado por una popularidad en ciernes,
Chris se une a David Mirkin y Adam Resnik
para construir una serie perfecta para desplegar su humor.
Mirkin, que ya contaba con un extenso currículum
en telecomedias (Apartamento para tres,
entre otras), se había ganado buena parte de su
reputación como guionista de Los Simpsons.
Por su parte Resnik trabajaba con él en el show
de Letterman. De la unión de sus superpoderes nació
la leyenda: Búscate la vida.
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Se
confirma: la acordeón es un instrumento
del diablo.
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Elliot
interpreta a Chris Peterson, un repartidor de periódicos
de 30 años que vive en casa de sus padres.
Un auténtico perdedor, según el estandar
USA. Curiosamente en españa es una situación
completamente normal, e incluso envidiable, ya que
Chris tiene un trabajo fijo. Sus padres, dos jubilados
que están hasta los cojones de él fueron
interpretados por... ¡sus propios padres! Para
redondear el reparto crearon a Larry, el mejor
amigo de Chris, y a Sharon, mujer de Larry
y su peor enemigo. |
La
primera temporada contó con episodios tan increíbles
como Animales del zoo sobre ruedas, que
giraba en todno a una delirante obra teatral donde la
fauna se escapa de sus jaulas para ir en patines y bailar
música disco, amenizada por canciones como "Soy
una jirafa, soy una jirafa, tengo el cuelllo largo porque
soy una jirafa". Mucho mejor que cualquier mierda
de Ismael Serrano, desde luego. Pero también
tuvo algunos capítulos más convencionales,
fruto seguramente de un cierto miedo a transgredir demasiado
las normas no escritas de la telecomedia. El equipo de
guionistas estaba compuesto básicamente por los
productores y el propio Elliot, lo que otorgaba una estabilida
estilísitica a la serie, pero es evidente que había
algo de recelo a soltarse el pelo y no se llegaban a aprovechar
todas las posibilidades que apuntaban sus ideas. Curiosamente,
Resnik firmó algunos de estos guiones más
flojos.
Con todo, la serie seguía siendo superior a casi
todas las comedias en antena. Otros episodios memorables
eran Casado, donde Chris es enamoraba, casaba y divorciaba
en un día. O Los obreros de la construcción,
otra auténtica joya para ver una y mil eves. Los
zafios obrerros adoptan a Chris como uno de los suyos,
y le enseñan a decir obscenidades a las mujeres
("Cómete ese queso, nena, enchufa ese banjo")
y a comportarse como un cretino (más aún
si cabe). Aunque más tarde se tendrá que
batir en duelo con ellos cuendo pretendan timar a su padre.
También podemos destacar su duelo con el vehículo
Repartidor 2000, que amenazaba con dejar sin trabajo al
nomle gremio de los repartidores y que era en realidad
el tanque de Callejón infernal. Y
no quiero terminar el repaso de la primera batería
de capítulos sin recordar el submarino que Chris
consigue en sus cereales para el desayuno y decide armar
en su bañera. Imborrable.
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Tras
los flojos resultados de audiencia de la primera
temporada, los productores decidieron jugarse el
todo por el todo y dieron luz verde a unos guiones
demenciales donde el sentido común, la cordura
o el continuo espacio tiempo no tenían cabida.
Los trece episodios que componen la segunda temporada
han pasado, por derecho propio, a los anales de
las series de culto.
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Aquí,
la lista de aciertos es más larga que la tranca
de Rocco Siffreddi. Para empezar se libran a Larry
, el único personaje que manteía a Crhis
en contacto con la realidad. Además, nuestro oligofrénico
amigo se independiza. Eso sí, por las bravas: sus
padres ordenan llenar toda su habitación con cemento
armado. Chris consigue un nuevo hogar gracias a la ayuda
de Gus "Culogordo" Borden (Bryan Doyle-Morray),
un es policía viejo y alcohólico que le
alquila su apestoso garage. Los guiones de estos episodios
desbarran a un nivel que todavía debe ser igualado
en la tele. ¿Qué podemos decir del mítico
Vomitón, un extraterrestre macarra y repugnante
al que acaban matando y se lo cenan? Magistral también
el capítulo donde Peterson se introduce en el tortuoso
mundo de los inspectores de alimentación entorno
que le corrompe con increíbles sobornos (¡Cinco
pavos!).
En
cualquier otra serie, los residuos nucleares hubieran
sido tema de preocupación o denuncia. Aquí,
Chris y Gus reciben los increíbles poderes del
deletreo y la papiroflexia. El gran Charlie Kauffman
(Adaptation) frimó el guión
de Prisionero del amor, con una presidiario maltratando
a nuestro imbécil favorito. El fascinante tema
del viaje en el tiempo fue tratado en 1979-2000,
donde Chris viaja al pasado gracias al nutritivo Zumo
del tiempo. Y así hasta completar las trece
entregas de esta segunda tanda. Igualito que la ponzoña
esa de Siete vidas, vaya. Por cierto ¿a nadie le
parece que eso de que Kenny muere al final de cada
capítulo de South Park está
ligeramente inspirado en las numerosas muertes que sufrió
nuestro repartidor favorito al final de muchos episodios.
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Fotos
de guarradas que se baja la gente de internet.
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Desgraciadamente
la audiencia no respondió y la serie fue cancelada
cuando estaba en su mejor forma. ¿Es la segunda
temporada de Búscate la vida la mejor de todas
las telecomedias? Yo afirmo que sí, y estoy dispuesto
defenderla con uñas y dientes. Una pena que la
cosa concluyese aquí. Elliot aprecio después
en grandes filmes como Atrapado en el tiempo,
Vaya par de idiotas o Algo pasa con
Mary.
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Pero
antes, en 1994, tras la cancelación de la serie,
protagonizó lo que podría considerarse
como Búscate la vida: la película: el
film Caos en Alta mar. Elliot hace aquí
de Nathaniel, un relamido joven que por equivocación
acaba surcando la mar con un grupo de rudos pescadores
(algunos de los cuales formaban parte de los obreros
de la construcción del mítico episodios).
Nathaniel tiene varias de las coletillas y tics de
Peterson, y hasta baila como él su canción
favorita, Alley Cat. Caos en Altamar es otra
joya en la carrera de Elliot, trascendiendo el absurdo
para crear un film totalmente onírico. Sueño
producido, eso sí, por una fuerte indigestión
de carne alienígena. |
Somos
muchos los que esperamos volver a ver a Chris Elliot en
uno de sus proyectos personales para que nos enloquezca
con su humor. Como también somos muchos los que
disfrutamos poníendonos la funda de una raqueta
a modo de sombrero. Mientras tanto, ahí tenemos
grabados los episodios de Búscate la vida (muchos
de ellos están ripeados en la mula) para verlos,
reverlos y volver a verlos otra vez hasta que soñemos
con comer marisco pasado mientra acechamos día
y noche al objeto de nuestro amor.
Artículo
aparecido en el nº1 del fanzine Fabulando
espantos.
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